Los fenómenos de la naturaleza a menudo nos provocan inseguridad dado el
poco margen de control que tenemos sobre ellos. Terremotos, huracanes,
maremotos o incluso tornados. Pero hablando de los tsunamis, lo que no se había
visto hasta hoy es que dicha ola gigante no solo naciese del agua salada, sino
también del agua de cebada. Es lo que ocurrió en Londres en el año 1814, cuando
un tanque que contenía 3.500 barriles de cerveza se rompió y una gran ola fue a
parar a una parroquia de la capital británica. En esta gran riada de cerveza
murieron 9 personas ahogadas, con la friolera de 610.000 litros arrojados a la
calle. Todo empezó un día de otoño del mismo año, el 17 de octubre, en una
fiesta en la Cervecería Meux’s Horse Shoe donde se estaba celebrando la
construcción del inmenso tanque: tenía una dimensión de 7 metros de alto y 20
metros de diámetro.
De hecho, dicha fiesta se celebró dentro del tanque y
acogió a 200 invitados, compitiendo con una cervecería rival que consiguió
meter 100 en su tanque. Tanto se llenó el tanque tras la cena, y tan defectuosos
estaban los aros, que la enorme presión que produjeron los más de medio millón
de litros almacenados provocó que el tanque reventara. Esto provocó la ruptura
de otros depósitos de cerveza que lanzó en total 1,5 millones de litros por las
calles de Tottenham. La gente se ahogó en los sótanos inundados de cerveza, los
edificios se derribaron…Fue un desastre descomunal. Lo anecdótico del suceso,
fue que en ir al hospital, los afectados olían tanto a cerveza que los ya
hospitalizados creían que estaban regalando cerveza a los recién incorporados,
eludiendo a los que llevaban más tiempo allí, e iniciaron un motín
hospitalario.
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