Y
hoy para agradecer al comentario y, por qué no, la sugerencia de Maria en la
entrada sobre la cervecería The Drunk Monk, vamos a hablar de un tipo de
cerveza trapense de alta fermentación conocida como Achel Bruin. La abadía que elabora
esta cerveza fue fundada en el siglo XVII en Flandes, pero se destruyó durante
la revolución francesa. En el año 1884, no obstante, dicha abadía fue reconstruida
por monjes de la abadía de Westmalle. Fue aquí cuando los monjes empezaron a
elaborar esta cerveza. La Primera Guerra Mundial tuvo mucho que ver con la
elaboración de la Achel Bruin, porque los alemanes se llevaron el instrumento
utilizado para fabricarla. De esta manera pudieron fabricar más armas, y así
fue como la fábrica de cervezas de los monjes prácticamente dejó de fabricarla
en el 1914. En el año 2001, de nuevo gracias a la colaboración de los monjes de
Westmalle y Rochefort, la cerveza volvió a elaborarse.
Fuente: andrewspong Flickr |
Sus características
son bien singulares. Empezando por el color, la cerveza destella un tono pardo,
casi rojizo. Presenta una fina capa de espuma de color beige que deja volar un
aroma intenso, de alta base de malta dulce, caramelo y azúcar quemado. Las
frutas también tienen protagonismo porque se mezcla con el melocotón, la
naranja y la manzana en menor medida. El alcohol de la bebida es más fuerte de lo habitual en las cervezas, con un 8%, porcentaje que le da un ligero sabor para equilibrar las
mezclas frutales.
Abordando
el sabor, hay que decir que es un sabor potente. No es tan frutal como parece,
es más amarga que las Dubbel, por ejemplo. A su misma vez, la Achel Bruin es
una cerveza con toques de picor.
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